miércoles, 21 de julio de 2010

SARAMAGO....

Saramago….sí, sé que he tardado en abrirte un pasaje en mi blog, también es cierto que no he vuelto hacerlo desde mi descanso, anterior a tu muerte. Tenía claro que iba a ser lo primero que hiciese, no tendría fuerza para continuar si no rompiese el hielo contigo. Te conocí en “Ensayo sobre la ceguera” (la publicaste en 1995 que fue llevada al cine en el 2008 bajo la dirección de Fernando Meirelles. En 1998 ganaste el premio Nobel de literatura por Ensayo sobre la ceguera) y marcó una línea divisoria en mi aventura con la lectura. Tardé tiempo en retomar un libro, nada se me antojaba a mi gusto, no podía permitir que algo borrara –lo digo así por mi mala memoria- lo que habías escrito en mi piel, necesité tiempo para interiorizarlo y sentirlo mío. Con el tiempo pude reanudar mi lectura. Nunca he encontrado otro libro que me hiciera sentir algo similar. Libro en que nos recordabas "la responsabilidad de tener ojos cuando otros los perdieron". Gracias.

He querido recoger de “Otros cuadernos de Saramago” algunas frases para vosotros –que hablan por sí solas- que elevan a este hombre a la altura de SER HUMANO:

Cinco por ciento La vida, que parece una línea recta, no lo es. Construimos nuestra vida sólo en un cinco por ciento, el resto lo hacen los otros, porque vivimos con los otros y a veces contra los otros. Pero ese pequeño porcentaje, ese cinco por ciento, es el resultado de la sinceridad con uno mismo.

Silencio El silencio es, por definición, lo que no se oye. El silencio escucha, examina, observa, pesa y analiza. El silencio es fecundo. El silencio es la tierra negra y fértil, el humus del ser, la melodía callada bajo la luz solar. Caen sobre él las palabras. Todas las palabras. Las palabras buenas y malas. El trigo y la cizaña. Pero sólo el trigo da pan.

Buscar El hombre es un ser que busca. Lo que caracteriza al ser humano es la necesidad de buscar y busca por distintos caminos, que pueden ser contradictorios. No sabemos si encontramos y no sabemos si lo que hemos encontrado alguna vez es lo que estábamos buscando, o si no hay más que buscar después de haber encontrado algo. Por lo tanto, somos seres de búsqueda.



Sin embargo, no puedo cerrar esta entrada sin publicar un vídeo, me quedo con un relato suyo precioso, precisamente, porque no necesita palabras para ser contado y porque no necesita añadir nada. No dejes de verlo.


“¿Y si las historias para niños fueran
de lectura obligatoria para los adultos?


¿Seríamos capaces de aprender lo que,
desde hace tanto tiempo venimos enseñando?”



“Esta es mi historia. Quién me dice que un día no leeré esta historia…”

escrita con palabras nuestras, que no de niños, lo que estoy segura es que nunca será más bonita...

.